Someone.

Hay muchas personas que no son lo que aparentan, esas personas pueden parecer débiles, pero no lo son, son fuertes y la mayoría de las veces que las veis sonreír es una gran mentira, porque consiguen tapar un mar de lágrimas con una única sonrisa.

Por desgracia, los problemas de esas personas son más grandes de lo que parecen, son muy sensibles y vulnerables, pero a la hora de la verdad siempre están ahí cuando alguien los necesita. Son así, no lo pueden evitar, anteponen el bien del prójimo al suyo propio. Y aunque en algunos momentos esas personas no pidan ayuda o parezcan que están bien, no es así. Todos necesitamos que alguien nos acompañe en nuestras tristezas, en nuestro dolor, en nuestra pena... porque guardarnos eso dentro no sirve para nada, bueno sí, para sentirnos más solos. Cuando alguien se da cuenta del sufrimiento de una de esas personas e intenta ayudarlas puede que al principio rechace su ayuda, pero después le contará todos sus problemas, se desahogará completamente, y al acabar sentirá una paz interior inmensa.
Esa persona estará eternamente agradecida a ese alguien el cual la ha hecho un poco más feliz. Ya no solo compartirá con ese alguien su sufrimiento, sino su alegría, felicidad y cariño.

Todos necesitamos a ese alguien en nuestra vida.

Que sea lo que tenga que ser.

Estoy intentando luchar contra estas lágrimas... Estoy preocupada, el miedo está rondando por mi cabeza... pero tengo que sacarlo.
Me dan ganas de llorar... no puedo negarlo, pero esta noche por una vez quiero dejar de luchar contra esas lágrimas y hacerlo, sí, llorar como si no hubiese un mañana; sacar toda la rabia, la tristeza y el dolor que llevo dentro y esconderme para que nadie me encuentre, para que nadie me interrumpa, para poder exteriorizarlo todo. Pero sin embargo hay algo en mi interior que me está diciendo que eso no es lo correcto... 

Tengo que vivir mi vida, vida solo hay una y tengo que luchar y ser feliz, y aunque quiera esconderme, sé que eso no estaría bien, sé lo que tengo que hacer... tengo que vivir.
Hay veces en las que me encantaría convertir el mundo en un objeto muy pequeño para poder manejarlo a mi antojo, eso sería  perfecto... no podría pedir más. Pero me doy cuenta de que tengo que alejar el odio y los residuos de cada día, no debo esperar ni tener miedo.
Y después de mucho tiempo me he dado cuenta de que las personas necesitamos un respiro, necesitamos dejarnos llevar por la adrenalina del momento, gritar, saltar, reír, correr... seguir adelante y sentirnos libres.

                      Y este es el momento, 

el momento de dejar de soñar y poner los pies en el suelo.