martes, 29 de octubre de 2013

(:

Son tantas las mañanas en las que despertamos sintiéndonos solos... y así van pasando los días hasta que nos damos cuenta de que realmente, después de todo, no tenemos nada que hacer, nadie que nos apoye incondicionalmente, que esté ahí en las buenas y en las malas, sobre todo en las malas...
Imagina que te levantas de la cama, y ves un papel doblado en el escritorio, uno más, lo coges y lo abres... una nota, y no una nota cualquiera, sino una nota llena de buenos momentos, una nota de esas que te pasas en clase sin que el profesor se de cuenta y en la que te estás riendo de la mayor tontería del mundo, esa nota. Pues esa nota es una estupidez, pero esa estupidez ha conseguido que una sonrisa asome en nuestro rostro, aunque hayan sido unos segundos de nada, pero ha estado ahí y nos ha hecho feliz recordando ese momento. Y ya esa nota, ese recuerdo, puede cambiarte el día, puede hacer que te encuentres más positiva, más feliz, que te des cuenta de que no estás sola, que siempre tienes a alguien con quien contar... personas que te quieren. Y toda esa soledad que sentías al despertar se ha esfumado para dejar paso a la alegría, y todo gracias a una simple notita.



Pequeños gestos en pequeños momentos son los que te hacen feliz a lo largo de la vida.

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